De admiradas a ilegales
Este libro es la reedición revisada de un catálogo agotado, el de la exposición Réquiem por la escalera que comisarió Óscar Tusquets y acogió el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona en octubre de 2001. Y en la revisión está su principal virtud. El volumen aparece ahora en versión castellano-inglesa y cuenta además con un capítulo final sobre la escalera ilegal que sirve para subrayar la irónica y triste conclusión a la tesis de Tusquets: las escaleras más hermosas resultan hoy imposibles o están fuera de la ley. Hoy sería ilícito construir la escalera de la Ópera de París, la de la Piazza de Spagna en Roma, las del templo de agua Raniji-Ki-Baori en Rajasthan, India, las de la Sagrada Familia de Gaudí, las del Alcázar de Toledo, las del Palacio Itamaraty de Niemeyer en Brasilia o las de la casa de Barragán en Tacubaya. Sin barandillas intermedias, sin alumbrado de emergencia, sin relleno entre los escalones o sin elementos de acceso para los minusválidos todas esas legendarias escaleras no podrían existir. "La drástica normativa antiincendios ha arruinado la belleza de la escalera", apunta Tusquets. Por eso el libro además de un alegato a favor de una especie en peligro de extinción tiene un valor de rescate, de catalogación, de uno de los elementos arquitectónicos de mayor significado.
RÉQUIEM POR LA ESCALERA
Óscar Tusquets Blanca
RqueR. Barcelona, 2004
223 páginas. 35 euros
Tusquets repasa con otros autores la importancia de las escaleras en la historia de la arquitectura, su presencia en la pintura universal (Juan Antonio Ramírez) o su insustituible lugar en el cine (Jordi Balló) y la literatura (Raffaelle Pinto) para concluir que, más allá de un elemento funcional, han sido símbolos de poder, elementos de sobresaliente espectacularidad y, sobre todo, escenarios de muchas de nuestras vivencias. Como tales, no deberían desaparecer. Por si lo hiciesen, Tusquets las ha inventariado en 14 categorías: las que surgen del muro, las de varios ramales, las de trazo curvo, las imposibles o las imperiales, entre otras.
"Louis Kahn decía que un espacio sin luz natural no es un espacio arquitectónico. Encerrada en una caja, sin ventanas y con doble puerta de seguridad delante es muy difícil hacer de la escalera una pieza arquitectónica", apunta Tusquets. Si ya en su momento la exposición y el catálogo contaron con una inmejorable crítica, esta reedición permite retener la esencia de aquel esfuerzo. ¿Cómo podremos repetir escenas de lucha, amor y poder si desaparecen los escenarios que son las escaleras?, pregunta el libro. Los arquitectos, si la normativa se lo permite, deberán proporcionar la respuesta.

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